[One-Shot] Tiempos.

Mi padre siempre me decía “Que buscara más allá de lo que podría ver, más allá de esa línea horizonte que se veía” Sí, le hice caso, pero jamás pensé que hacer todo lo posible para lograr eso me fuera a meter en éste lio. Y me pregunto, ¿Qué estaría pensando mi padre ahora viendo mi estado ahora mismo? No creo que le guste verme vestido totalmente de crema y que éste uniforme esté sucio, o verme con heridas en el cuerpo, o un arma en la mano; o simplemente verme socorrer a mis compañeros lastimados o al borde del abismo negro.

No, de seguro a él jamás le gustaría verme en esas condiciones y si estuviera ahora mismo aquí de seguro me diría “¡No, esto no es lo que te enseñe! ¡Largo de aquí ahora mismo! Además, recibiría algunos golpes por parte de él. Era muy estricto, sin dudas pero él jamás le deciárea a algunos de sus familiares estar luchando por un territorio dividido sólo por una línea imaginaría creado por los Furrs. El quería que fuera alguien y que marcara la historia, lo que hago si marcara la historia más no me convertirá en alguien, viceversa, seré un total desconocido a lado de jefes y altos guerrilleros.

Bombas que explotaban tan sonoramente, disparos ensordecedores, el olor a azufre que se detecta a distancia. Gente que cae en la arena y de paso la marea se los lleva. El grito tanto de los enemigos como de mis compañeros, pero estos casi ni se escuchan, los disparos, bombas entre otras cosas hacen que los Furrs no les preste atención a su alrededor; recuerdo que cuando le pregunté a uno de mis compañeros, qué era más importante para él, ¿Si ayudar a sus amigos o no morir en la guerra y seguir adelante? Escogió el seguir adelante y dejar atrás a sus compañeros, ¿Su escusa? “No fueron gratos con él”.

Ahora me doy de cuenta que no ser bueno con una persona te puede costar la vida, sin importar estar a punto de morir está simplemente te salta y sigue. No hay pretextos. No fuiste bueno con migo es la excusa perfecta para los soldados. Okay, yo igualmente lo haré. No, no lo haré, no fue lo que me enseñó mi padre. Como decía el viejo, “Sin importar cuentas personas te dieron la espaldas, tu no le des la espaldas a éste, no te ayudara en nada, al contrario, te destruirá poco a poco” Sí, él tiene razón, siempre confíe en la sabiduría de mi padre.

Vi como mi compañero de al lado cayó en la arena, quise hacer algo pero los demás me detuvieron. No había tiempo para salvarlo, y si lo hacíamos moriríamos en el acto. Los francotiradores estaban atento como agilas cazadoras en el aire; cualquier movimiento era delator y hecho no dudarían presionar al gatillo y acabarnos en un santiamén. Mi puño tuvo un fuerte contacto con la arena. Sí, golpeé el suelo.

Me moví rápido, si alguien disparaba desde la cima de los acantilados me tiraba rápidamente en los rompeolas que actuaban como un tipo de barrera. Me asomé un poco, lo que miré simplemente fue una chispa hecha por el impacto de la bala y el hierro del rompeolas. Es decir, estaba acorralado desde muchos ángulos. Al frente estaba el enemigo, vigilaba sin cansarse; atrás el mar y su marea alta. ¿Qué hacer? No podía moverme, un disparo estaba asegurado. No podía retroceder, el mar me devoraría.

Alguien toco mi cola, giré rápido para ver quién era. Una cabra era quien se había tirado para ocultarse del fuego enemigo. Me agarro una parte de mi prenda y me jaló hacía abajo. Me miro con ojos suplicantes y susurro “No sigas más, la derrota está asegurada. Seguir no es más que estar muerto y ser la burla de muchos. Nadie además de tus compañeros caídos te recordara, nadie te alabará, nadie te querrá” Y cayó exhausto pues no podía seguir más, y casi hago lo mismo si no fuera que recordé lo que me dijo mi padre cuando me caí rendido tras jugar un juego “¿De qué te sirve caer? Si no serás nada, ¿Por qué estar exhausto? Si dicho cansancio jamás existió en nosotros los Furrs. Claro, la cobardía y el miedo se reviste ante estas palabras, pretextos tontos inventados solo por cobardes e ignorantes. Cobardía, el estar “exhausto”; Caer, el miedo dentro de nosotros. Recuerdo, jamás dejes que estos sentimientos lleguen apoderarte y sigue hacía delante, aunque tus esfuerzos parecieran no ser mucho, siempre ayudará a alguien en el mundo”

Agarré el arma y corrí como nunca antes lo había hecho. Esquive cada disparó que daba el enemigos. Mi propia ropa me era una amenaza, está era pesada pero no podía hacer algo más. Terminé en el último de los rompeolas que daba a la fortaleza del enemigo. Se veían a los animales esperar algún movimiento y disparar apenas lo divisaban. No haré mucho, pero haré algo; salí corriendo.