Erik, el león Fantasma [Historia Original]

Prologo

En un lugar muy tranquilo, en una parte de la sabana, vivía una manada de leones gobernada por su Rey. Un día, el Rey se enteró por su compañera que iban a tener un cachorro y no dudó en contárselo a su manada. Los siguientes meses eran de pura felicidad. Cuando finalmente llegó el día del nacimiento, todos estaban impacientes por ver como era el cachorro. Cuando el cachorro nació, el rey estaba contento de que fuera un macho, y con apariencia muy fuerte para proteger a la manada, pero lo que le sorprendió no solo a él sino todo el mundo, fue su pequeño rostro, la parte derecha de su diminuto rostro estaba lleno de cicatrices y piel levantada. Al rey no le importaba ese pequeño desastre en su hijo, pero parecía que su compañera no pensaba lo mismo que él. Ella se había hecho ilusiones y presumiendo con las demás leonas que su hijo iba ser perfecto. En la manada vieron y contaron sobre el pequeño desastre del futuro rey, incluso la sabana entera se enteró. A algunos la noticia le resultaron desagradable y otro no le importaba y apoyaban al pequeño sin importar lo que le ha pasado. En parte, el Rey se preocupaba, por el futuro de su hijo. Un día, el Rey estaba furioso con su compañera por negarse a darle siquiera de comer al pobre cachorro quien lloriqueaba para que le dieran de comer, por eso no tubo más remedio que llevarse a su cachorro a vivir con su hermana y su compañero, quienes tuvieron oro cachorro. Ellos accedieron sin problemas, como su hijo estaba con su hermana, también se quedó con ellos, no quería volver a su cueva, pero se pasaba por allí para ver como estaban las hembras mientras que su compañera no quería verlo, no por llevarse a su cachorro sino por la discusión que tuvieron antes de que se llevara al cachorro. Pasaron unos días, y la madre del cachorro estaba desaparecida, o eso creía el Rey, las leonas de la cueva, se acercaron y le dijeron que se había escapado y que no soportaba estar allí. El Rey se sintió triste, quería arreglar las cosas con ella, pero no estaba. Todos se enteraron de la huida de la reina y apoyaban a su justo Rey. El Rey, aunque muy dolido por la huida de su compañera, volvió a su cueva a vivir acompañado de su hermana, su compañero y los dos cachorros, ahora el único objetivo del Rey era cuidar y proteger a los animales y a su hijo. Pasaron los meses y el cachorro ya tenía edad de caminar y hablar, al escuchar su voz los animales se quedaban asombrados, una voz tan dulce y suave para un cachorro, una voz muy agradable. El cachorro era energético y con ganas de ver el mundo. El día en que su padre lo llevó a conocer la sabana, Erik, que es el nombre del cachorro, vio a los cachorros jugar al lado del manantial, el Rey dejó la lección para dejar ir a su hijo jugar. Erik, alegre, se acercó a ellos preguntándoles si podía jugar con ellos, los cachorros se rieron y le insultaron, Erik lloraba ante los insultos hacía su cara, preguntándose que le pasaba en su rostro. Se acercó al agua y vio su reflejo. El cachorro seguí llorando hasta que intervino su primo, Rhino.
-¡Dejadle en paz!- dijo y enseñó los dientres a los demás cachorros.
Detrás de él, estaba una cachorrita llamada Anji, quien le consolaba lamiendo las lágrimas.
-Gra-gracias...-susurro Erik.
-De nada.-dijo sonriente.
Rhino, se acercó sonriéndole.
-No te preocupes Erik, puedes jugar con nosotros.
Erik sonrió.
El Rey vio todo desde donde estaba, tenía suerte de tener a cachorros de su edad que estuvieran con él, como Anji y un primo como Rhino, pero quería evitar que su hijo tuviera más insultos, si hubiera una manera...
-Puedes ir a ver a Reihen, él es sabio y puede ayudarte con Erik, hermano.
El Rey se volvió hacía su hermana. Tenía razón podía ir a pedirle consejo a un gran amigo suyo, era un mono muy viejo, pero sabio como nadie.
-Gracias, hermana, cuida de Erik, mientras que voy a hablar con él.
El Rey corrió hasta una pequeña cueva, no había nadie, pero había mucho tipos de cosas, cocos y dibujos pintados en las paredes de la cueva, una sombra en la entrada le sorprendió.
-Oh, viejo amigo, me ha asustado.
-¡Hola su majestad! ¿A qué viene tu visita?.preguntó la voz grave del viejo mono.
-Necesito tu ayuda, creo que sabes sobre la parte derecha de la cara de mi hijo, ¿verdad?
Reihen asintió.
-¿Puedes ayudarme?
-Podría, puedo hacerle algo que le tapara la piel destrozada.
-¿Cómo qué?
-Sabía que ibas a venir y preguntar, mira...-se dirigió a un lado de la cueva y cogió una cosa blanca.- esto puede ayudarle, es una máscara, puede ponersela en la parte dañada.
El Rey se asombró ante la cosa blanca que tenía delante de él.
-Nunca olvidaré lo que has hecho Reihen.
-De nada amigo.
El Rey, cogió con los dientes sin apretar, la máscara y se la llevó. Llegó a la cueva de la roca donde vivían, por suerte, estaba su hijo alllí dormido junto a Rhino y Anji, y las dos leonas. La hermana del Rey se despertó al sentir a su hermano llegar con la máscara.
-¿Y bien?
-Me dio esto para que le oculte la parte de su rostro.
La leona miró la máscara.
-Por lo menos, no se meterán más con él.
Ella asintió y siguió durmiendo. Al despertarse los cachorros, el Rey llamó a su hijo para que pudieran hablar y entregarle la máscara. Erik corrió junto a su padre.
-¿Qué es padre?
-Mira hijo, ponte esto.- le entregó la máscara.
-¿Para qué es eso padre?
-Para que no te insulten más ,hijo.-cio como Erik se lo puso con dificultad.
La máscara estaba perfectamente encajada. Ahora parecía un cachorro sin anda en la cara.
-Ahora ven, voy a enseñarte más cosas.
-Vale.
Mientras su padre le explicaba como conviviían y como debe de ser un Rey, Erik vio a unos cachorros con su madre, limpiándolos y jugando con ellos y se preguntó donde debe de estar su madre. No quería interrumpir a su padre, así que dejó el tema, aunque no conseguía sacárselo de la cabeza. Cuando terminó, se fue con su tía para que lo bañara, esperando a que terminara con Rhino, Erik jugaba con su tío y Anji.
-¿Qué es eso que llevas Erik?-preguntó Rhino, mientras su madre le bañaba.
-Es para que no me insulten más.
-¡Te queda bien!- exclamó Anji.
Erik se sonrojó.
-¡Ven aquí, sobrino!-dijo su tío mientras lo cogía y jugaba con él. Cuando los tres terminaron de bañarse, se fueron a jugar.
-¿A qué jugamos?
-¿Al escondite?- preguntó Anji.
-De acuerdo, yo la quedo- dijo Rhino.
Erik y Anji se escondieron en el mismo sitio, pero no estaban solos. Los cachorros de la otra vez estaban allí.
-¡Vaya, pero si es el del rostro deformado!-exclamó uno.
-¿Pero que llevas ahí? ¡Mirad lo lleva para ocultar su horrible rostro!
Los tres se rieron.
-¡Cállense!-gritó Erik.
-Mira el pequeño héroe!
Erik gruñó.
-Normal que tu madre huyera la ver tu horrible rostro.
A Erik sintió una horrible punzada en el pecho. ¿Por culpa de él su madre se fue? por eso no estaba con él y su padre.
-¡Eso no es cierto! No les escuches Erik, vamonos.
Pero Erik no hizo caso y se abalanzó contra el cachorro. Los dos lucharon, pero Anji consiguió cogerle.
-Mejor vamonos.- dijo el adversario de Erik.
Y los tres se fueron.
-Erik, no tomes a cierto sus palabras...
Erik empezó a llorar y salió corriendo. Anji gritó su nombre varias veces, pero él estaba pensando en lo que había escuchado. Sin darse cuenta, ya estaba anocheciendo y estaba muy lejos de casa, sentía miedo. Se acercó a una roca y se desplomó en ella, llorando desconsoladamente, la noche cayó y con él, el cachorro con una máscara blanca dormido profundamente.

Continuara....

Capítulo 2

Anji gritaba con todas sus fuerzas el nombre de Erik, pero él siguió corriendo. Anji corrió tras él hasta perderle de vista y cansarse. Rendida y sin saber que hacer, lo primero que hizo fue encontrar a Rhino y contarle lo sucedido. Rhino, sin ser consciente de lo que había pasado ya había terminado de contar y empezado a buscarles. Oyó un ruido detrás de unos arbustos, sonrió al creer que eran ellos, pero solo se encontró a Anji.
-¡Anji, te pillé!
-¡No es momento de jugar!
Rhino frunció el ceño y ladeó la cabeza y añade:
-¿Qué te pasa?-preguntando a ese cambio de humor.
-Solo calla y escucha...
Anji le contó desde que se escondieron, aparecieron los cachorros que se habían burlaron anteriormente de Erik, y la verdad de por qué la madre de Erik se había ido y la huida de Erik.
-Tenemos que encontrarle.- dijo Rhino.
-Sí, si se entera tu tío se pondrá muy triste o enojado.
Los dos cachorros buscaron y preguntaron en toda la sabana, pero no le encontraron y nadie le había visto. Los dos cachorros se miraron ya rendidos, estaba amaneciendo y si caía la noche la búsqueda se hará más peligrosa con depredadores nocturnos o peor aún, hienas. Ambos cachorros llegaron a paso lento y la cabeza gacha, la madre de Rhino los vio llegar pero le preocupaba a qué esas caras largas y triste y dónde estaba Erik.
-¡Hola chicos! ¿Qué os pasa? ¿Y dónde está Erik?
Los dos cachorros se miraron por el rabillo hasta que Rhino decidió hablar a su madre.
-Verás...- se empezó a poner nervioso.-...tú sabes que somos niños, estábamos jugando al escondite me tocaba a mí buscar, pero...-empezó a tartamudear.
Anji giró los ojos y respondió.
-Yo y Erik nos escondimos, pero los cachorros que le insultaron se burlaron por llevar esa cosa blanca en la cara y luego, uno de ellos, le contó sobre la huida de su madre y huyó.-finalizó.
Shaya emitió un gemido de horror, sabía que algún debía de saberlo, pero no de esta forma.
-Debemos encontrarlo antes de que anochezca.
-¿A quién?-preguntó una voz detrás de ella.
Los tres giraron la mirada al Rey, quien acababa de llegar depuñés de un último vistazo a la sabana.
-¿A quién debéis de encontrar antes del anochecer?-preguntó.
-Será mejor que entremos, te lo contaremos todo...-dijo Shaya, entrando en la cueva.
El Rey la siguió y tras él los dos cachorros incapaz de levantar las cabezas. Una vez dentro, el Rey preguntó de nuevo a quién deberían ir a buscar, asustándose al no ver a Erik con ellos.
-¿Dónde está mi hijo?-preguntó con voz extremadamente preocupante.
El silencio se hizo en la entrada. Shaya se puso al lado de su hermano.
-Bueno, verás, los niños...
Ella le contó todo lo que su hijo y Anji le contaron. El Rey se sentó en su lugar y agachó la cabeza, pensativo. Anji se quedó en silencio delante de los dos adultos y Rhino sentado llorando por su primo, pensando en que nunca lo volvería a verlo si no lo encontraban, para él, Erik su primo, como un hermano para él.
-Sabía que algún día debía de enterarse...pero...
-Lo sé hermano, pero ahora tenemos que encontrarlo, puede que lo encontremos antes de que se vaya más lejos...
-Va ha ser difícil, hemos buscado en todos lados y preguntado a todos en la sabana pero no saben donde está.
-La búsqueda se va a hacer más difícil...
-¡No importa, buscaré a mi hijo!
Los cuatro salieron en busca de Erik, pero Shaya le dijo a su compañero que se quedé y vigile a la manada mientras no estaban. Shaya permitió quedarse con los cachorros por petición de su hermano, ya que cuanto más sería mejor, además Anji recordaba hasta donde lo perdió de vista y siguieron la más mínima pisto o olor. Se hizo de noche, pero no se rindieron. Rhino escuchó una respiración, era tranquila y lenta, siguió el tranquila respiración, empezó a esperanzarse pero desgraciadamente, no era Erik, era una familia de leopardos, sin hacer ruido, se alejó hasta su madre.
-¿Le has encontrado?
-No, era una familia de leopardos.
Suspiró. Anji, iba oliendo un olor similar a la de Erik, de repente, escuchó algo como una risa melifica pero a la vez molesta. Corrió y asomó la cabeza por unos arbustos para ver a Erik luchando contra una hiena en un intento de proteger a otro cachorro. Sin pensarlo, corrió en busca del Rey, quien la vio correr hacía él.
-¿Qué ocurre, Anji?-preguntó.
-He encontrado a Erik, está en peligro.
-¡Guíame!
Anji y el Rey corrieron hacía donde se encontraba Erik.