The Lion King: Scar's Pride.

Al parecer el reinado de Scar fue una de las más oscuras, decadentes y, con carencías de comida y agua.
La alianza con las hienas provoco que varías manadas del reino se fueran.
El ganado empezó a escasear, las lluvías se atrasaban y el calor se sentía cada vez más sofocante.

¿Pero en verdad las hienas son las verdaderas culpables?
¿El mal gobierno de Scar hizó que Prideland fuera seco y desertico?

Seguramente también la sobrepoblación de leones en el reino provoco la crisis. Scar aceptaba a toda leona forastera que pidiera acilo. entre más población haya más se corre el riesgo de un caos.

En mi fics hablare de los demás animales que vivierón en las nuevas leyes en la época de gobierno de Scar y sabremos si era en verdad un villano, o un rey que por no contar con el apoyo de Rafiki, Zazú y demás consortes se vió obligado a tener un fracaso seguro.

Scar convoca una reunión al pie de la roca del rey con mirada perdida, se sienta en sus cuartos traseros frente a la manada.

-La muerte de Mufasa es una tragedia terrible – dice en un tono que refleja dolor. En la manada Zazú consuela a Sarabi – . Pero perder a Simba, que apenas comensaba a vivir...para mí es una profunda... – cierra los ojos para darle más drama al discurso – perdida personal.

Nala se acurruca junto a la pata de su madre, llora por la perdida de su mejor amigo. No puede creer que apenas el día anterior burlarón la muerte al escapar sin ningún rasguño de las hienas en el cementerio de elefantes. Ahora su tío está diciendo que Simba y su padre ya no estan “¿Cómo pudo suceder?”. Dentro de ella se niega aceptar la verdad, nada de lo que dice Scar puede ser cierto. “Nada”.

-Así que no es sino con el alma en los pies ocupo el trono, – abre los ojos. A su espalda siniestras sombras burlonas se van cirniendo hacía la manada.

-Sin embargo, de las cenizas de está tragedía, nos levantaremos para dar la bienvenida a una nueva era – dice en un tono más alto y serio –. En la que leones e hienas se uniran en un grandioso... – Scar se incorpora, trepando las piedras hasta llegar a la corniza – y glorioso futuro.

La manada ve horrorizada la nueva alianza que propone. Posándose en el trono iluminado por la luna creciente Scar ruge proclamando a su manada, a las hienas y a todo su alrededor que él es el nuevo rey de Pride Land. Shenzi se coloca a su lado, emitiendo reclamos que recuerdan la risa. Imita a Scar proclamando a su especie que también ellos ahora son dueños del lugar.
Solamente las hienas celebran el asenso del nuevo soberano debido a que las leonas no rugen el proclamo como símbolo de aceptación.

Que orgullosa se sentiría su madre Fabana si la viera ahora. En su lecho de muerte le juró recuperar el manantial que alguna vez le pertenecían.

Hace mucho tiempo cuando ella aún no nacía que un león forastero llegó de tierras muy lejanas, con su encanto y carisma se hizó de un clan y poco a poco se fue adueñando de las tierras que rodeaban a una roca en forma de trono.
Los verdaderos problemas comenzarón cuando ese león extranjero llamado Ahadi se propusó conquistar todo lo que tocará la luz.
Al principio Fabana pudó contener la invasión, protegiendo lo más valioso del Serengeti: el agua.
Conforme pasaban los años Ahadi se hizó de un aliado más corpulento, joven y fuerte que peleaba ferozmente a su lado. Ambos poseían una fuerza descomunal que terminaría conquistando el manantial e incluirlo en su tierra que llamarón Pride Land. Desterrando el clan de Fabana de allí, se vierón obligadas a buscar comida para sobrevivir en el cementerio de elefantes. Las hienas averiguarían con dolor que aquel poderoso león era Mufasa hijo de Ahadi.

Ahora en el presente, con ironía Shenzi pensaba que con la ayuda de otro poderoso león recuperaría no sólo el manantial sino que reconquistaría todo el reino que toca la luz. Gracias al segundo hijo de Ahadi.


Sarabi con ojos horrorizados veía imponente como la hiena se posaba en la roca del rey, profanando burlona tan honorable sitio real.

-¿Qué has hecho Taka? – dijó inclinando la mirada para no ver más la cruda escena.

Nala que se encontraba frente a Sarabi. Se quedo confundida preguntándose a si misma – ¿Quién era Taka?

Rafiki se encontraba alejado del disturbio que estaba haciendo Scar, sacudiendo la cabeza de un lado a otro desaprobando el asenso del nuevo rey. El clima oscuro, con poca iluminación que proporcionaba la luna le daba mala espina, un escalofrío recorría su espalda avisando de un futuro sombrio.
Diriguiéndose a su departamento entre las ramas del baobab, llora por la perdida del hijo de Mufasa, frente a él mira la imagen que representa a Simba y la borra con la mano. Posiblemente todavía quedaba algo por hacer, como buen chamán sabía que en la fase de la luna creciente se hacen excelentes rituales de protección. Es hora de hacer el más poderoso de todos.

En su hogar se encuentra Rafiki pintando una media luna encima del dibujo de un león de melena negra y una cicatriz en el ojo izquierdo.
Rafiki siente compasión por Scar debido a que entiende su comportamiento. Hace mucho cuando joven era él buscaba lo mismo: Amor.

Él nunca conoció a su padre, su madre le decía que se le parecía mucho en su pelaje azul, su trasero rojo, la barba amarilla y sus estrias azules del rostro.
-Él vive en ti .– Le repetía cada noche antes de irse a dormir.
El aspecto de medio mandril en una sociedad de Papio Anubis no era bien vista. Siempre recibía rechazo de los macacos a donde quiera que iba. Esto poco a poco oscurecía su corazón, odiando a todos, mostrando maldad a quien se le puciera en frente.
Rafiki no era como los demás papiones, siendo el más fuerte de todos encontrando respeto através de la fuerza bruta, sembrando miedo en su clan.

Sólo uno no le temía, el más sabio y viejo de los macacos lo observaba.
El sabio como era más conocido decidió acercarse al medio mandril para corregir su mal comportamiento. Como todo adolescente rebelde rechaza su compasión, tomándolo como un insulto de que le tenían lastima.

-¡Yo soy Rafiki! – Grita mostrando sus colmillos –. No necesito de ti y de nadie más. Puedo cuidarme yo solo.

El anciano no se inmutaba ante la exagerada demostración de ira. A Rafiki esto le exasperaba demasiado. Desquiciándolo y preparándose para atacar.
El sabio apacible en su postura sosteniendo un bastón donde colgaban tres calabazas esperaba el primer movimiento de Rafiki.

-No sabes a quien te enfrentas anciano rídiculo.

Brinca por los aires para morderlo, antes de alcanzar su yugular siente un fuerte golpe en la cabeza con el bastón.

-¡Ay! – Me dolió.
-Todavía no sé a quien me enfrento ,– le sonrié –. Por favor no me digas que es todo lo que tienes.

Ese comentario enfureció a Rafiki entrando en un estado de cólera, toma impulso para volver a atacarlo. En cada ataque recibía golpes con el bastón en las piernas, brazos, cabeza, en los costados y abdomen. Rafiki se retira un poco para un respiro, pensaba que para estar tan anciano se movía agilmente con una velocidad asombrosa que nunca había visto.

Escondido entre la espesura de la hierba, los miraba un leopardo. Esperando el momento en que los monos estubieran exaustos de enfrentarse entre ellos, con la condición agotada no opondrían resistencia siendo presas fáciles que no pueden defenderse.

Rafiki sale deslizándose por el suelo recibiendo un golpe en el pecho cayendo a poca distancia del escondite de su predador.
El felino ve su oportunidad saliendo de la hierba de un asombroso salto. Rafiki lo ve demasiado tarde, gritando ante su inevitable muerte.
El sabio sin saber como, monta al leopardo agitando los brazos como loco.

-¡Yehaá! – Se expresa emocionado al cabalgar –. Hay cosas más importantes que atender. No hay tiempo para divertirse.

Con un toque de tres dedos en el cuello del leopardo cae al suelo en un profundo sueño.

-¿Có...cómo hiciste eso?
-De nada – responde el anciano sacudiéndose y recogiendo el bastón que salió volando por los brincoteos que daba el felino para tirarlo de su lomo.
Rafiki se encontraba confundido –. Me salvaste. – Calla por un instante –. ¿Por qué?
-Siento un gran dolor en ti hijo. Si te quedas conmigo te enseñare mis destrezas para que las uses para el bien, joven guerrero.
Rafiki se le llenan los ojos de lágrimas, nadie esepto su madre había creído en él. El día que ella asendió para acompañar a los espíritus se sintió completamente solo y devastado. Ahora alguien le ofrece apoyo para no sentir todo el tiempo ira. El aborrecer a todo el mundo es un sentimiento agotador, siempre estando a la defensiva provocaba constantes dolores de cabeza.
Rafiki se inclina para hacer una reverencia.

-Maestro.


Scar a pesar de haber tenido el apoyo y amor incondicional de su madre, le falto la guía y sabiduría de su padre. Instrucciones muy importantes para ser un gran rey.
En su árbol terminando de pintar la luna creciente, Rafiki pensaba que era hora de charlar con el Soberano de Prideland.

En la pradera ante el brillo de las estrellas Scar las observa para recibir consejo de los reyes del pasado.

-¡Padre, mírame! – Gritaba a todo pulmón. Sus ojos verdes se encontraban cristalinos, en ellos se notaba su necesidad de llorar, pero el orgullo retenía las lágrimas.

-¡Ahora soy rey! – Apretaba la mandíbula para darse fuerza se seguir hablando –. Tú, nunca me dijiste la verdad. Verdad que me fue rebelada en el lecho de muerte de mi madre. – El recuerdo de su querida madre hace que calle por unos instantes, apretando más energicámente la mandíbula –. Ella siempre confio en mí, me dió la oportunidad que me negaste. Honro su memoria cumpliendo su sueño. Siendo diez veces mejor que Mufasa, el rey verdadero de Pridelands.

El aire cargaba un viento frío, las estrellas se ocultarón detrás de una espesa nubre negra. La pradera empezó a oscurecerse en el manto de su negrura. De vez en cuando un estallido de luz que salía de las nubes iluminaban cosa de segundos el montículo.

Scar se agazapaba al escucharse los ensordecedores truenos. La desición más inteligente era de retirarse del peligroso lugar. Al parecer los reyes del pasado no están de humor para aconsejar.

-¡Auxiiii...!

Scar se detiene en seco, alza las orejas para captar y reconocer mejor el ruido. Un relampagueo y un estruendo es lo que se percibe en la noche.

-Creo que imagine que alguien pedía ayuda – pensaba al tomar ritnmo para caminar por el sendero regreso a la roca del rey.

-¡Ahhh!

Nuevamente se pone en alto para captar el sonido similar a un grito. Nuevamente se presenta un relampagueo y al instante un tremendo estruendo que parece sacudir el suelo.

-Oí lo que creo que oí. – Scar estaba dudando de los sonidos que lo rodean. El grito y el trueno se escuchaban a la par, que difícilmente se pensaría que son dos ruidos diferentes.

Pero algo dentro de él hizó que se desviara del sendero, el rumbo que desidió tomar lo llevó al pie del río.

Aquellas aguas tranquilas que cruzan el reino como una serpiente zigzagueando de forma apacible con un color transparente, reflejando la oscuridad de la noche sin luna y estrellas.

Scar nesecitaba el brillo de la luna para que su luz se refleje en sus retinas y pueda ver en la noche con una claridad en su etorno casi como si fuera iluminado por la luz del sol. Gracias a las nubes que profetizan una tormenta, Scar anda a ciegas, no pudiendo ni ver su propia nariz. Sintió el límite del suelo al mojar sus patas en el río. Al sacudirse, presencia una extraña figura que brota del río con bruscos movimientos chapoteando con escandalo.

-¡Ahhhhhhhhhhhhh!

Abrió los ojos de par en par. ¿Qué era eso que salió del agua?

Su curiosidad es más grande que el sentido de la seguridad ¿Qué clase de pez es capaz de salir del río en busca de aire?

Nuevamente se escucha un relampagueo y estruendo acompañando a Scar que camina a la orilla del ruido. La figura vuelve a impulsarse rompiendo las tranquilas aguas para exhalar aire. El rey trata de atrapar al ser acuático, estirándose para cogerlo con el hocico. Se estira tanto que falla el cálculo de la distancia y cae al río estrepitozamente.

El ser lo sostiene de la crin, ambos pelean por una bocanada de aire. El chapoteo constante probocaba que se hundieran más.

En un intento desesperado para salvar su vida sostiene firmemente el cuello de la criatura dándole el control de nadar mejor y sacar sea lo que sea que provoca que casi se ahogara.

Llegan a la orilla exhaustos. Un relampago ilimina la silueta que se encontraba incosiente.
Scar con lo poco que vió pudo distinguir que se trataba de una joven leona.
¿Quién puede ser? ¿Se ahogó en lo que trataba de sacarla?
Un gruñido se escuchaba cerca de donde se encontraban. Al alzar la vista una sombra se acercaba a ellos con pasos cautelosos, sin provocar el crujido del pasto.
Un par de rayos iluminó por unos instantes al indibiduo en movimiento.
Parecía tratarse de un león de pelaje dorado que se detuvo a una corta distancia de Scar...