Venom [Cine y Cortometrajes]

Ya está aquí Venom, la nueva película de superhéroes que da un giro bastante inesperado a este personaje, el cual se popularizó durante los años 90. Ahora, Tom Hardy hace suyo a un monstruo atípico dentro de una película que, por otra parte, sí es más típica. ¡Dentro crítica de Venom!

Cada vez que nos toca enfrentarnos a una nueva película de superhéroes, partimos con una mezcla de mariposillas en el estómago y un ojo especialmente crítico, dispuesto a cazar posibles errores y variaciones sobre las viñetas que conocemos. Sin embargo, tenemos que reconocer que la película de Venom nos ha cogido un poco desprevenidos, por dos motivos. En primer lugar, porque el tono es muy diferente a la idea que teníamos en la cabeza: esto no es un filme tremebundo y plagado de terror, sino una película de superhéroes más convencional, con mucha acción, algo de misterio y, oh, sorpresa, muchas más dosis de humor de lo esperado. El otro motivo del despiste es que algunas de las críticas iniciales la ponían bastante por los suelos (ahora mismo, lleva una nota media de 33 en Metacritic) y... Pues oye, nosotros nos hemos entretenido bastante. Qué demonios, hasta nos hemos reído, para bien, en más de una ocasión.
Hay que partir de la base de que esta película de Venom toma solo los elementos que le interesan de las aventuras originales de Marvel Comics y, ni su origen ni el propio comportamiento de los protagonistas de las historias de David Michelinie y Todd McFarlane. Aquí, todo es más sencillo: una nave se estrella en la tierra y de ahí sale el simbionte que tomará como huésped a Eddie Brock (Tom Hardy), un periodista venido a menos después de que intentara destapar los tejemanejes de la enorme Life Foundation. Precisamente, el principal villano de la película es Carlton Drake, el presidente de esa compañía, obsesionado con utilizar a los simbiontes para sus propios y retorcidos planes. El tal Drake, es una especie de Elon Musk malvad... Una especie de Elon Musk, todo frases motivaciones por fuera, pero cargado de ambiciones detrás de las cámaras.
El propio Eddie Brock, interpretado por un entregadísimo Tom Hardy, es un personaje bastante dicharachero, más vulnerable de lo que pudiera parecer y con frases ingeniosas para más de una ocasión. "Oh, no", pensaréis algunos, "ya nos están colando otra película de Marvel, plagada de chistes fáciles". Bueno, es cierto que hay más humor del que uno pudiera esperar, pero no llega a ser cansino y, de hecho, en ocasiones consigue conectar muy bien. Buena culpa de ello se debe a la relación entre Eddie y el simbionte Venom.

Ambos están condenados a colaborar para salir vivos de esta y, de nuevo contra todo pronóstico, vuelve a articularse una dualidad de personajes propia de una "buddy movie", al más puro estilo Arma Letal o Men in Black. Ello da pie a diálogos muy graciosos y marca muy bien el carácter de los dos personajes.
En ese sentido, entendemos que puede ser algo decepcionante la progresión a lo largo de la película del propio simbionte, además de sus propias motivaciones como Veneno, que parecen un poco cogidas por alfileres. Ahí es donde parecen notarse más los cerca de 40 minutos que, según parece, se recortaron de la película: hay puntos de la historia que llegan un poco de sopetón y que, simplemente, tienes que aceptar y punto. Igual pasa con el villano, que es malo, malísimo y que, como muchos dicen, recuerdan a los archienemigos de las películas de los 90. No esperéis un Thanos de Infinity War, no.

Esta estructura tan directa, tan de manual, seguramente parezca demasiado burda para el que espere una película de superhéroes más elaborada, pero también tiene su punto positivo: han conseguido mantener un muy buen ritmo, primero para el suspense y luego para la acción más desmelenada, gracias a secuencias muy bien coreografidas. Tenemos peleas en interiores, tiroteos y persecuciones en moto (¡cómo no, hay que saltar muchas cuestas en San Francisco!), además de mucha acción CGI que mantienen un tempo muy bien medido, de tal forma que nunca os veréis mirando la hora en la sala de cine, para ver cuándo acaba esto. No es rompedora, pero es efectiva como película de superhéroes.
¿Y qué hay de los propios efectos especiales? Pues lo cierto es que hay contrastes: en general, las apariciones de Venom y Riot, el otro simbionte (más habituales de lo que algunos pensaban) funcionan bien y, dentro del aspecto imposible de esos alienígenas, quedan correctamente integrados en la acción. Sin embargo, hay momentos durante las persecuciones es evidente que el que lleva la moto no es Tom Hardy sino su doble o, cuando la cabeza de Eddie asoma del cuerpo del simbionte, la integración es pché-pchá.

En definitiva, Venom es una película de superhéroes que está a punto de descarrilar en varios momentos (ese rollo argumental de ciencia-ficción de saldo que se ha marcado Ruben Fleischer, esa Michelle Williams que está ahí por estar), pero que ha sabido aprovechar sus principales armas para llegar a ser suficientemente satisfactoria. No se toma a sí misma demasiado en serio y, gracias a eso, el humor desenfadado desplaza a un terror que, posiblemente, no habría funcionado igual de bien, a pesar de nuestras expectativas. No marcará época, quizá incluso te decepcione ligeramente, pero es honesta con lo que tiene sobre la mesa. Id con las expectativas algo bajas y seguramente disfrutaréis de una película de superhéroes llena de mamporros, algo de frases canallas y mucha acción. ¿No iba de eso el género?