Happy Feet 2

Erik es el hijo de Mumble, desafortunadamente es pésimo bailando e incluso cantando. Al tener estos dos defectos siente que no encaja en la colonia y decide huir junto con sus primos para encontrar un lugar mejor. En su travesía conoce a Sven un maravilloso pingüino que sabe volar.
Mumble al encontrar a los pigüinitos se los lleva a su casa, Erik ha encontrado una meta para su vida; Volar. Así como Memphis le decía a su hijo que bailar no era de pingüinos, sucede lo mismo con Mumble al repetir las mismas palabras a Erik.

La Tierra se está calentando. Los gases que provocan el efecto invernadero retienen el calor y hacen subir la temperatura a la superficie terrestre. Mientras los Polos se derriten, el nivel de las aguas aumenta y la superficie habitable se reduce a una velocidad creciente.
Cuando el reinado de los pingüinos es afectado por el desprindimiento de hielo, que navega a su hogar impactándolos, causando que los pingüinos Emperador queden encerrados sin posibilidades de salir a alimentarse.
Mumble y los tres pingüinitos trataran de llevar comida a todos los que se han quedado encerrados para que no sufran de hambre. Sven motivado por su orgullo de héroe encabeza a todas las demás especies para llevarles pescado. Dr Amor llama la atención de los alienígenas para que ayuden a sacarlos de su prisión de hielo.
Todo pinta para bien, desafortunadamente la naturaleza no es piadosa, haciendo que tengan una ventizca de nieve. Todos los pingüinos soportan sin problemas el mal clima, pero los humanos abandonan el rescate.

Queda en manos de Mumble ayudarlos o más bien en sus patas, sin importar decide bailar para provocar una avalancha y así poderlos sacar con los montículos de nieve. Pero se lastima la pata, necesitando la ayuda de animales de mayor peso que los pingüinos. Va a la playa de los elefantes marinos para pedirles su apoyo e involucrarlos en el salvamento de baile.
Krill, esos pequeñitos animales parecidos a los camarones, que parece no tener nada que hacer en la película. Aportan inconcientemente la ayuda extra que necesitan los Emperadores al ponerse a bailar bajo el Iceberg.


“Happy feet 2″ es la secuela de la exitosa película de animación que dirigiera George Miller en 2006. Aquella primera incursión se hizo con el premio de la Academia y acumuló una recaudación global de 379 millones de dólares, por lo que era de esperar que más pronto que tarde llegara una nueva dosis de estos pingüinos danzantes. Los ingredientes son los mismos: defensa ecológica, mucho baile tap, animación de primer orden y un target que abarca tanto al público infantil como al adulto. Al menos, así lo entiende Miller: «A menudo digo que estas historias son para el adulto en los niños y el niño en los adultos. Creo que una de las razones por las que “Happy feet” fue bien recibida es que tiene ese algo que te nutre emocionalmente, consagrando los valores de siempre de ser fiel a ti mismo, ser valiente, y tratarte a ti y al mundo con respeto».

Miller, cabe recordar, fue antaño conocido por ser el creador y director de la trilogía “Mad Max" —a la que quizá vuelva en 2012—. Después del triunfo de su saga postapocalíptica, el director australiano dirigió en Estados Unidos “Las brujas de Eastwick” (1987) y “El aceite de la vida” (1992). Desde entonces, su carrera se prodigó poco y viró hacia un cine más familiar, a través de títulos como “Babe, el cerdito en la ciudad” (1998) o la misma “Happy feet”. En esta primera secuela de la saga de los pingüinos, el realizador pretende integrar más comedia física y acción, sin desdeñar la música y bailes que son el espíritu de la franquicia, y volviendo a recurrir a uno de sus principales atractivos comerciales: las celebridades que ponen voz a los personajes.

Pero, quizá, el aspecto más interesante sea comprobar cómo se alían los trabajos de coreografía y animación en un proyecto como este. El director de animación Rob Coleman lo explica así: «Tuvimos que modificar la coreografía porque los pingüinos tienen patas cortas y los bailarines, por supuesto, tienen piernas normales, y las rodillas se convierten en un problema», explica. «Así que el rango de movimiento de un pingüino es más pequeño del que obtienes de un ser humano. Contamos con un excelente equipo que transformó los movimientos en acciones de los pingüinos». Hasta tal punto están cuidados los detalles en la cinta que el equipo trabajó en modificar la estructura de los pingüinos, el esqueleto articulado que determina el estilo y rango de movimiento de cada uno de ellos.

Según recuerdo Mumble tardo en perder su pelage de polluelo, al cumplir la mayoría de edad. Conforme avanza la cinta hasta el final se aprecía que lo va perdiendo poco a poco. Incluso la mancha en forma de moño se logra aprecíar el color amarillo llamativo del penacho de esta especie.
Varios fans sacarón la conclusión de que Mumble no perdió su abrigo completamente para poderlo distinguir de los demás pingüinos.

En la segunda entrega vuelve a aparecer con su plumaje de polluelo desde la cintura ¿Cómo es esto posible? ¿Acaso fue recojiendo los pelos de las crías y se lo pego en la piel?
En el cartel de publicidad y la imagen de abajo se puede ver nuevamente que el plumaje lo recupera exactamente como lo lució en su graduación de su clase.